Dos extraños, y sin razón de peso
se miran se acercan y se rozan
él toma su cintura y prende un beso
en la coral textura, que solloza
Contiene su deseo ígneo y sereno.
Y sigue el proceso resbalando
con sutil parsimonia relegando
deseo hasta llegar al umbral del seno
Y llegando a un punto se eterniza
con un ósculo de sensual dulzura
entre esas dos colinas que lo hechizan
Dos que siendo extraños, se declaran
una rotunda pasión inexplicable,
y osan, y entregan, como si se amaran.
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