Sobre la mesa el dulce de leche
y las miradas. Bajo ella los pies
desnudos, y en lascivo cambalache,
los empeines masturban al envés.
Voluptuosa se unta el escote
a la hora del postre, y se ofrece
sobre la mesa dulce y lácteo goce
para degustar, sin que lo acoten.
Y los dedos retornan al crisol
del dulce unto y pintan los pezones
con la intención de libar unciones.
Enajenado el resto del cuerpo
delira, y conduce a la lengua,
a la más dulce fronda, sin tregua.
Lo que se puede hacer con un postre y la imaginación, jajajjja. Muy bello y dulce poema erótico.
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