Deja que te pervierta mi locura,
que contamine tu piel mi veneno,
que mi esencia de pasión impura,
dilate tus sentidos, con su fuego.
Que tu sexo, entre mis labios se turbe,
y disfrute de mi lengua enamorada,
que mirando mis ojos, hagas cumbre,
y que tu húmedad moje mi cañada.
Dejamé robarte el alma que anhelo,
con artes sibilinas y carnales,
y que tu placer pase a los anales.
¡Que tu cuerpo, mi esclavo placentero!
¡Que el mio, tu placer más insensato!
¡Que juntos climax loco, y fuego fiero!
...y aunque entro con cuidado en tu terreno, para salvarme en lo que pueda de este vértigo que producen tus letras, es inevitable que una vez y otra vuelva Cj, pues no sólo de amiga sino también de maestra te tengo y a veces, como ocurre con este poema, en altares te coloco... ¡Felicidades!
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